Por
- Álvaro Lobato, Patrono de Fide. Socio de DLA Piper. Magistrado en excedencia, y
- Cristina Jiménez Savurido, Presidente de Fide. Magistrada en excedencia.
El pasado jueves falleció Manuel Lanchares Perlado, Procurador de los Tribunales, un incansable y activo colaborador de Fide (Fundación para la Investigación sobre el Derecho y la Empresa) desde sus comienzos y, ante todo, un entrañable amigo.
Tuvimos el placer de conocer a Manolo al principio de los años noventa cuando, estando aún en activo su padre, correspondió al Juzgado del que yo -Álvaro-, era titular un singular asunto dirigido por un hombre de excepcional talento e inigualable altura moral: Manuel Villar Arregui fue quien nos abrió las puertas del despacho de Lanchares y nos aproximó a una amistad que desde entonces nos honramos en conservar. Una vez más, Manolo, estamos en deuda contigo.
Algún tiempo después se produjo la sucesión en el despacho y Manuel Lanchares no sólo fue el digno sucesor del prestigio heredado de su padre sino que convirtió lo que necesariamente era un ejercicio artesanal en una gestión moderna y eficaz alineada tecnológicamente con el desafío de la nueva era de la información. Tuvimos entonces el privilegio de volver a colaborar con Manolo ahora desde una plataforma distinta: requiriendo sus servicios como procurador.
Siempre atento y cariñoso, de una exquisita exigencia profesional, afrontaba las inevitables dificultades que surgían en el quehacer diario con el mismo temple y aquella contagiosa serenidad con que encaraba los avatares de la vida. Manolo gozaba de ese raro privilegio del carácter que le permitía minimizar las inconveniencias y exagerar, en la mejor expresión del término, el lado amable de la vida. Era un hombre contenido en sus emociones que las vivía con una intensidad interior difícil de evaluar para quienes no estaban en su círculo interior. Aquello proyectaba en ocasiones una falsa imagen de aislamiento.
Porque sus vínculos y sus lealtades eran inconmovibles. Con nosotros dos lo demostró mucho más allá de lo que era razonablemente exigible. Fide, una institución a la que se entregó incondicionalmente, mucho antes de que aparecieran en el horizonte los laureles del éxito y el prestigio, le debe mucho. Pero nosotros personalmente estaremos siempre en deuda, una deuda que ahora permanece en un recuerdo imborrable por su incondicional apoyo y su inquebrantable lealtad en momentos difíciles, que también los hubo.
Para quienes pensamos que la muerte es el final del camino Manolo permanecerá siempre en esa pequeña memoria de las emociones que configuran nuestra biografía sentimental; para quienes tienen otra perspectiva, querido Manolo, allí donde estés, sabes que siempre te querremos.
En la imagen, Manuel Lanchares (q.e.p.d.) en el momento de la jura del cargo, como miembro de la Junta de Gobierno del ICPM, el pasado 24 de febrero de 2015.