Se refería a derechos consagrados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en el acto sobre derechos económicos, sociales y culturales, en la convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer y en la convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes.
Porque la violencia es un problema de derechos humanos que afecta a hombres y mujeres, a todos, aunque del estudio de dato resulta preocupante la violencia contra la mujer, vinculada a su vulnerabilidad por ser mujer (en este sentido, y según la Comité para la eliminación de la discriminación contra la mujer CEDAW -por sus siglas en inglés- las sociedades con mayor número de violencia machista son más conflictivas).
Más adelante, ese texto recogía esa preocupación por la violencia contra la mujer; argumentaba que, históricamente, era una relación desigual y de poder entre el hombre y la mujer. Se refería con ejemplos a minorías, indígenas, refugiadas, mujeres que habitan en comunidades rurales remotas, mujeres indigentes, las niñas, las mujeres recluidas, las discapacitadas, las ancianas, las que están en conflicto armado. Y reclamaba un compromiso de los Estados para asumir responsabilidades.
59 años hace de un 25 de noviembre en el que tres mujeres fueron brutalmente asesinadas. La Asamblea General de la ONU proclamó este día como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer. Se conoce a estas mujeres por "las mariposas"; eran hermanas, activistas políticas, y fueron encarceladas, violadas, torturadas y asesinadas por el sólo hecho de ser mujeres.
59 años después, la tasa de mujeres asesinadas en manos de sus parejas o exparejas sigue siendo igual de preocupante: 52 mujeres han sido asesinadas en España en lo que va de año, la última hoy mismo. En repulsa de todo ello, ha surgido el movimiento "Mariposas Moradas" en apoyo a Itziar Prats, cuyas dos hijas, Nerea y Martina, fueron asesinadas por su padre el 25 de septiembre de 2018. Así, estas mariposas, tejidas por la propia Itziar, se han convertido en símbolo contra la violencia machista y la violencia vicaria, y de este modo las mariposas vuelan de mano en mano y de solapa en solapa por colegios, instituciones, congresos, jornadas de violencia de género y centros de trabajo ,exigiendo igualdad y respeto.
Podría haber muchas fechas más, las de tantas muertes de mujeres víctimas de la violencia. Quedémonos con esta fecha que ha de servir para reflexionar, para seguir analizando, porque es patente que en la historia de la humanidad hemos encontrado casos de violencia producto de la desigualdad, de la subordinación. Y las violaciones de los derechos humanos de las mujeres, no lo podemos negar, se relacionan en mayor medida con el sistema de género.
Las mujeres sufren agresiones, están en situación de sumisión al hombre, y no se denuncia porque es culturalmente aceptable; la estadística nos enseña que la violencia contra la mujer se ejerce, sobre todo, en el ámbito doméstico y familiar. Esto no podemos negarlo y debemos sacarlo a la luz, como haríamos con otros problemas, y debemos intentar hallar soluciones, sin parar, empezando desde la educación, sobre todo si además sufren nuestros menores.
Hoy #25deNoviembre va #PorEllas, por las que ya no pueden hablar. Y lo hacemos en su nombre.
Porque #SoloSíesSí
Pilar Azorín-Albiñana
Presidenta Comisión de Igualdad del ICPM